domingo, 21 de junio de 2009

Boletín Especial: La Espada de Simón Bolívar y la Patria (XXXII)

Hay que conceder que Simón Bolívar no es el único con derecho para templar a mano limpia la gran espada, símbolo de las victorias de Junín y Ayacucho, o cualquiera otra gloriosa espada de su pertenencia. También lo pudieran hacer Jesucristo y Don Quijote, todos los cuales constituyen, junto con el Libertador, según sus propias palabras, una trilogía de majaderos universales que se pasaron la vida arando en el mar.

Hay otra persona más que también podría desenvainar la ilustre espada con toda propiedad. En realidad ya lo hizo en Bogotá, cuando en la terrible noche conspiratoria del 25 de septiembre de 1828, le salvó la vida al Libertador: Manuela Sáenz a quién el mismo Simón Bolívar, al día siguiente, llamaría “la Libertadora del Libertador”.

1 comentario:

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