miércoles, 31 de diciembre de 2008

Boletín Especial: El Libertador Simón Bolívar y la Patria (III)

La patria es el espíritu del país y es lo que define y ennoblece, a los ojos del mundo, las manifestaciones de la nación. La patria es moldeada por la historia del país y por su entorno físico (similar al concepto de Aristóteles del cuerpo y el alma, esta última un material como la cera, moldeada en el cuerpo desde el nacimiento de este, a través de sus acciones y experiencias).

Al igual que el alma, la patria, como entidad inmaterial, no puede ser descubierta o analizada mediante procedimientos experimentales de las ciencias naturales. Pero como veremos más adelante, existen elementos concretos que testifican de su existencia. Estos son los íconos de la patria.

El espíritu del país (patria) reside en la mente de cada uno de sus habitantes. Esta patria individual empieza a tomar forma allí, en la mente (aprendizaje) y en el corazón (emociones) de manera muy gradual a medida que el individuo va tomando conocimiento de su pasado (historia), de su comprensión general (cultura) y de la relación de su bienestar con el entorno físico de su país (paisajes, ambiente, leyes naturales).

Mientras más heroica la historia y más prístino el ambiente físico (las dos caras del molde) más clara y majestuosa surge la patria en la consciencia de todo individuo que conoce dicha historia y comprende y atiende las leyes de la naturaleza que lo rodean. Este individuo, poseedor de dicho conocimiento, es el ciudadano. Las características del territorio importan tampoco: Puede ser una pequeña franja árida y rocosa como Israel o un territorio fértil y exuberante como el de Francia. Porque en este caso lo que importa es su integridad.

Una mayoría de ciudadanos así enaltecidos, crean una gran patria en cualquier país.

Por otro lado, los que carecen de la cultura necesaria como para apreciar los elementos básicos de la historia de su país y los principios de protección al entorno físico, no son ciudadanos. Son nacionales (se excluye a los incapacitados mentales que están libres de toda culpa y por los cuales el estado debe velar).Como tal, son apátridas, aunque en las tascas y taguaras, dándose golpes de pecho, lo nieguen enfáticamente.

viernes, 26 de diciembre de 2008

Boletín Especial: El Libertador Simón Bolívar y la Patria (II)

Muchos son (en este caso no digo “somos”) los que cuando hablan de la Patria, se exaltan con una cierta pasión, que a veces se manifiesta reposando decorosamente una mano a la altura del corazón o si el fervor alcanza cierto nivel, dándose algunos golpes en el pecho. Pero es mí parecer que la inmensa mayoría de latinoamericanos no son capaces de definir el concepto. No tienen la más mínima idea de lo que significa.

Quiero empezar proponiendo que la patria es el espíritu de la nación, de la misma manera como afirmamos, para comprender la idea, que un ser humano tiene cuerpo y alma. Es conveniente aclarar que no se trata, necesariamente, del concepto metafísico del alma como entidad capaz de sobrevivir aun sin el cuerpo material, como ente inmortal, eterno y volicional.

El alma o espíritu del individuo, en esos términos, se manifiesta en su personalidad. Esta se define o expresa mediante su conducta la cual es consecuencia de sus principios e intereses. Estos principios e intereses van tomando forma y madurez a través de las experiencias del individuo (hogar, ejemplos, educación formal).

Igualmente, la patria se define (manifiesta) mediante la nación. Sin embargo para entender este importante punto habrá que intentar establecer ciertas relaciones las cuales no dejan de tener su complejidad y toque de controversia. Pero en esta discusión, la propuesta es siempre mejorable, cambiable, simplificable:

Una entidad geográfica delimitada y habitada, es país únicamente cuando se la reconoce como tal por el resto de los otros países existentes. Pero para adquirir ese reconocimiento tienen que surgir ciertas acciones unificadas de su población, capaces de generar mecanismos de organización y regulación social. Esto es lo que constituye el estado. El país estaría constituido entonces por la integración de su territorio y sus habitantes bajo el cuidado y protección de su respectivo estado.

La fachada de ese país, que se evidencia mediante un comportamiento internacional (convenios, relaciones diplomáticas, participación en organizaciones políticas, culturales, comerciales, ayuda a otros países y otros asuntos) es la nación.

Por lo dicho en los anteriores dos párrafos, colegimos también que:

  • El país es la definición (nombre, puntos de referencia geográfica, estadísticas) de la entidad.
  • El estado es su poder (garantía de paz, protección, reconocimiento).
  • La nación es su representación legal y política ante otras naciones.
  • La soberanía define la extensión y límites de las acciones que puede emprender la nación.
  • La constitución define las características y la extensión y límites de los poderes del estado así como los derechos y deberes de los ciudadanos (por definir el concepto de ciudadano).

Así mismo, y por lo anterior, se entiende que:

  • Las naciones se agrupan por regiones (Sur América, Europa, África).
  • Los países se agrupan por parámetros (extensión territorial, población, PIB Per cápita).
  • Los estados se ordenan según su influencia política, económica, bélica, capacidad de intervención (USA primero seguido por Japón, Unión Europea, Rusia).

viernes, 19 de diciembre de 2008

Boletín Especial: Aniversario de la muerte del Libertador Simón Bolívar (I)


Si me atrevo a tocar este tema, reconociendo mi incapacidad e insuperables limitaciones para entender a este inusitado genio, es porque tengo algo importante que agregar en beneficio del cuidado que debemos a su legado histórico (ver el siguiente boletín).

Por una parte es importante enfatizar que el Libertador, aun cuando nacido en Venezuela, fue hijo de aristócratas Españoles. He ahí entonces un primer precioso legado que recibimos de España (hemos recibido tres) más que suficiente como para unirnos eternamente en agradecimiento con ese pueblo (a pesar de lo dicho en el boletín No. 23). Sin embargo es cierto que Simón Bolívar dedicó la mejor parte de su vida luchando para liberarnos del cruel coloniaje Español. ("Bolìvar en Campaña". Haga click en la imagen)

Pero también es cierto que al final, cuando enfermo, abatido (“hemos arado en el mar”) y hasta rechazado y sadísticamente vilipendiado por sus mismos compatriotas, fue la mano caritativa de un hidalgo peninsular, Don Joaquín de Mier, quien en Santa Marta (Colombia) personalmente lo recibió para a partir de ese momento (primero de diciembre) brindarle al moribundo, todas las comodidades que tenía a su alcance. Un médico europeo (el doctor Próspero Reverend) estuvo a su lado todos los días y a toda hora hasta el momento mismo de su muerte (17 de diciembre). Bolívar pudo inclusive dictar su testamento y hasta recibir la extremauncion (¿Qué es esto? −dijo en uno de sus momentos de lucidez− ¿Estaré tan malo para que se me hable de testamento y de confesarme?)

¿Cómo agradecerle a España ese gesto de perdonar con hechos de amor y no con palabras, al hostil continente histórico que para ellos representaba Bolívar en ese momento? Con ese gesto sus autores (el marqués de Mier, el doctor Reverend y la gente de la quinta de San Pedro Alejandrino) alcanzaban una cúspide moral pocas veces vista en la historia del cristianismo.

Los otros dos legados, como bien sabemos, son el idioma Español y la Religión Católica. Con esos tres monumentales legados, el idioma Español, la Religión Católica y Simón Bolívar, podíamos haber sido, primero, una continuación de la rica tradición cultural hispánica, segundo, practicantes de corazón de la ética y principios morales del cristianismo y tercero, una exitosa nación, la Gran Colombia, unidos y prósperos bajo verdaderos principios bolivarianos imperando sobre un territorio indudablemente repleto de cuantiosas riquezas naturales.

Pero no fue así porque los caudillos y sus seguidores (nosotros), decidimos tirar todo por la borda y convertirnos en náufragos de la historia, sin tradición, sin cultura, sin principios espirituales, irredentos de nuestra tradicional carnalidad y desenfreno y perpetuamente enguerrillados contra los de adentro y contra los de afuera tambien.

Perennes exportadores de petróleo y gasolina (leña líquida) e importadores de vehículos de combustión interna y de comida, secretamente hemos buscado salirnos de esto redactando 26 constituciones, cada una de ellas declarada moribunda en su momento. Porque es que al final, nuestra verdadera ley ha sido y seguirá siendo el Darwinismo social.

Con la muerte del Libertador todo se detiene a nuestro alrededor. Porque, “Lo que Bolívar no hizo −dijo José Martí− está por hacer en América todavía.” También porque con su muerte, se ponía “término a la más grande y tal vez única contribución de la América española a la historia universal" (Indalecio Liévano Aguirre, Bolívar, Caracas, 1988, p. 548).

domingo, 14 de diciembre de 2008

Boletín No. 36: Autonomía Universitaria (Misión Imposible III)

Sin embargo ahora, tras las elecciones rectorales del mes pasado (noviembre 2008) ganadas de nuevo por el maldonadismo, el Prof. Miguel Pineda, cuya plancha de izquierda perdió feamente, ha decidido abrir la botella negra y dejar salir al brujo: Miguel elevó una solicitud de nulidad de los resultados electorales ante la Corte Suprema de Justicia, bajo el alegato de que el proceso, tal y como está definido por la Ley de Universidades, es inconstitucional. El argumento es que, dada la composición actual del claustro, en el evento quedan excluidos de votación directa, el 75% de los estudiantes e igualmente penoso para la democracia, la voluntad de los empleados y obreros tampoco es tomada en cuenta.

Si el alto tribunal considera pertinente el petitorio, el proceso que ahora contabiliza algo más de mil votos, la población contable se elevaría a quizás 60,000 votos (para el caso de la universidad Tercermundista de los Maldonado).

Miguel por su parte, sigue “jurungando” (hurgando) la caja de Pandora: Ha propuesto que la masa universitaria (estudiantes, obreros, profesores y empleados) de la universidad Tercermundista de los Maldonado (uTM) se manifieste mediante referendo en relación a la forma como debe ser integrado el claustro universitario. El anuncio se publicó en El Carabobeño, donde Miguel aparece escoltado por los directivos de la Coordinadora Regional del Programa Estudiantil Noel Rodríguez (PENR) y por los del del Movimiento Popular Revolucionario Fogata (MPRF).

Pero el punto no es que voten 50,000 imberbes carentes de experiencia académica (por eso son estudiantes) ni que voten los empleados y obreros que, con contadas excepciones, tampoco tienen ninguna idea de lo que es la academia. El punto es que ninguno debe votar, ni siquiera los profesores (o quizás mucho menos ellos) porque estas deberían ser instituciones de competencia y trabajo académico y no de popularidad electoral. Esta politización es totalmente incompatible con el quehacer universitario, el cual debería estar centrado en la capacidad de sus miembros para rendir trabajo intelectual de alto nivel. Esta “democratización académica” ha sido causa de la desmoralización y corrupción institucional y de su inoperancia e irrelevancia.

El 07 de junio del año 2000, cuando Ricardo se lanzó por segunda vez, les hice entrega a los Maldonado de un análisis relacionado con las causas de la inoperancia institucional. Ese documento contiene, en forma muy resumida, muchos de los puntos que ahora desarrollo (en este blog) con más detalle. Por ejemplo en uno de los párrafos le señalaba a Ricardo:

“La causa del problema ha sido la introducción de un modelo distorsionado y demagógico de democracia académica. Todos los líderes de las universidades e instituciones académicas en general han logrado su posición cortejando y comprometiéndose con uno u otro de los partidos políticos del país o bien han sido postulados directamente por alguna de estas organizaciones. Los partidos a su vez han sido servidos con la canalización del presupuesto institucional hacia las empresas de sus simpatizantes (constructoras, bancos, aseguradoras, bienes raíces, equipos, mobiliarios etc.). Pero también y de mayor gravedad, a través de la mediatización y compromiso de las políticas de ingreso del personal académico, administrativo, obrero y estudiantil.

“El proceso se fortalece y desarrolla mediante el sistema electoral interno, que promueve el ascenso de líderes comprometidos a no exigir, no evaluar y en general, ignorar la calidad del desempeño del personal de la institución y el aprovechamiento de los educandos”.

Ninguno de estos dos caudillos tercermundistas (Ricardo y María Luisa) estaba de humor como para prestarle atención a estas y otras observaciones por mí presentadas en ese análisis. Por lo tanto, en los siguientes ocho años de su gestión rectoral estos personajes (Ricardo, María Luisa pedaleando en tándem hacia el abismo) le dieron el empujón final tercermundista a la institución, llevándola hacia su punto final de no retorno.

Por eso es que a la institución, apropiadamente se la conoce ahora como universidad Tercermundista de los Maldonado (uTM) −a pesar de no haber sido ellos los iniciadores del decadente proceso−.

Curiosamente es solo a las universidades a las que se les impone esta malévola estructura electoral.

Las fuerzas armadas por ejemplo, no han sido ni serán “democratizadas”. En el ejército no son los soldados, ni los oficiales los que deciden las líneas de autoridad superior.

Tampoco se piensa que ese sistema sea adecuado para la ordenación administrativa de los ministerios. Los curas no son llamados para escoger democráticamente a las autoridades eclesiásticas. Ninguna empresa comercial, independientemente de su tamaño o éxito económico, escoge su equipo gerencial mediante votación de empleados.

Si los anteriores estamentos utilizaran la democracia electoral como lo hacen las universidades, colapsarían al mismo nivel de incompetencia e improductividad en la que se encuentran estas desprestigiadas instituciones. De otra manera hace rato que hubieran escogido ese modelo para organizar sus cuadros directivos y de liderazgo.

sábado, 13 de diciembre de 2008

Boletín No. 35: Autonomía Universitaria (Misión Imposible II)


Cuando hace 50 años la Universidad de Carabobo, es reaperturada por decreto político, lo que salió a la luz pública, fue esa inútil monstruosidad que se llama universidad Tercermundista de los Maldonado; un imponente mutante, otro desenfrenado mr. Hyde dentro de la estéril e iletrada academia latinoamericana, producto del perverso elixir destilado por los partidos políticos que con la etiqueta “Autonomía” (Artículo 9 de la Ley de Universidades) se ha constituido en el imprescindible jugo vital de este voraz y destructor vástago de la democracia tercermundista (haga click en la figura).

Con esta aberrante decisión (democracia universitaria) estas entidades quedaron bajo el completo dominio de los partidos puntofijistas del momento. Pero no es que este dominio sea utilizado por los partidos con la intención de promover, a ese nivel, sus respectivas ideologías políticas. Porque tal parece que esas ideologías ni siquiera ellos mismos son capaces de articularlas (en los últimos 60 años de vida política a nivel nacional, ningún candidato, social cristiano o social demócrata ha usado la filosofía política de su partido como argumento electoral). Lo que se ha hecho evidente es que la intención primaria de los partidos es controlar y disponer a su antojo y conveniencia del gigantesco presupuesto universitario.

De esta manera la democracia universitaria lo único que ha logrado es anular por completo la posibilidad de redireccionar la labor de estas instituciones hacia los importantes horizontes académicos que deberían ser su meta fundamental. Estos horizontes han desaparecido de la vista haciendo que el escaso esfuerzo académico de estas instituciones sea un esfuerzo errático, divorciado en su intento de los problemas nacionales, locales y aun internos de ellas mismas. Sobreviven porque el vulgo nacional y sus instituciones (la prensa por ejemplo) son fácilmente convencidas al respecto de la profundidad e importancia de trabajos de ascenso de tercera y de dispositivos e inventos cuya única característica sobresaliente es la desfachatez y audacia de sus promotores.

El problema fundamental es nuestra falta de comprensión en relación al concepto de democracia: Asumimos que democracia es la antítesis de tiranía y como entendemos que la tiranía es mala, entonces la democracia tiene que ser buena. De aquí también colegimos, en nuestro razonamiento, que mientras más democracia, más beneficio.

Esa distorsionada lógica ha llevado a las universidades a extremos que además de destructores, son francamente ridículos: Todas las posiciones académicas desde decanos para arriba (rector, vicerrectores, secretario) incluyendo sus respectivos consejos, son electos por voto directo de los docentes e indirectos de los estudiantes. Curiosamente hay un salto democrático en lo que respecta a directores de escuela y directores de institutos.

Pero la democracia resucita a nivel de departamentos (gracias al genial esquema de Eduardo Divo, una historia prototipo que pronto saldrá a luz) cuyos jefes son electos por sus respectivos docentes. A nivel de asignaturas, también triunfa la democracia en la escogencia de sus respectivos jefes. Dentro de estas asignaturas, hay elección para representante de docencia, extensión y servicios e investigación, siendo que los triunfadores se aglutinan para formar las respectivas comisiones de departamento (de docencia, extensión y servicios e investigación). A su vez, cada comisión así integrada, tiene su propio sufragio para escoger al jefe de comisión. Finalmente, con estos jefes de comisión y el jefe de departamento, queda casi integrado el “Consejo de Departamento”. Digo casi porque falta “el representante de los profesores de departamento”, igualmente electo en otra votación de todos los docentes del departamento.